lunes, 6 de junio de 2016

Sensibilidad moral y arte marginal

Sensibilidad moral y arte marginal

Dentro de los primeros capítulos del ensayo a publicar y que nos lleva a profundizar sobre uno de los componentes de la moral; la sensibilidad moral, consideré oportuno citar a un gran personaje dentro de la historia de la humanidad. Pero paradójicamente conocida solo en los medios del arte e interesados en las particularidades de la segunda guerra mundial. Se trata de Rose Valland.

Me encontraba de descanso con algunos textos en la mano cuando me percaté que en la TV transmitían una película trascendental. Era “El Tren” (1964) del director John Frankenheimer. Un film clásico bélico sobre la hazaña de un valeroso movimiento francés que se apresta a cumplir una tarea de tremenda importancia; la de detener un ferrocarril lleno de obras de arte que habían sido sustraídas de distintos museos, iglesias, galerías y mansiones del hermosamente extenso territorio francés por parte del ejército nazi desde 1940. La trama tiene sus características cinematográficas, ritmos y diálogos propios, y resultan en un desarrollo genial e inagotable de reflexiones. Este hecho histórico tiene como una de sus principales protagonistas a la historiadora y curadora de arte del museo Jeu de Paume; Rose Valland, que inspiraron el concepto y realización del film y que cristalinamente la trajo a mi memoria.

Rose Valland, luchadora desde su trinchera; el arte.

Esta curadora trabajó en el museo tomado por las fuerzas militares del Führer, que se había convertido en el depósito central de las obras expoliadas, lugar donde al mismo tiempo realizaba una tarea minuciosa, oculta e insigne, que consistía en recabar toda la información de las piezas artísticas que llegaban al edificio y en especial saber cuáles serían sus destinos. Su profunda sensibilidad y compromiso la lleva a entablar comunicación con mandos del ejército aliado y principalmente con el movimiento de liberación de su país, coordinando de esta manera el ataque al último tren en dirección a Alemania. No fue una tarea fácil desde el inicio, por cuanto los rebeldes no consideraban en poner en riesgos sus vidas por la recuperación de pinturas, de las que no entendían y menos apreciaban artísticamente. Mas la gran motivación fue la profunda sensibilidad a lo que representaban como parte de su gente, de su país e historia. 

Como podemos ver, la toma de decisiones de índole moral, más allá del temor al peligro, a las consecuencias fatales en caso de no lograr los objetivos, al compromiso profundo con su gente, con su pueblo, con su país, con la cultura y el arte, tuvieron un punto de partida.

Todo pensamiento, reflexión, toma de decisiones y acción o conducta en la que intervienen seres humanos y podamos considerar en este proceso su bienestar o en todo caso su perjuicio (justificado o no), pertenecen a los dominios de la moral. Las emociones cumplen un rol fundamental y están presentes en el origen de toda acción. Nuestras emociones son respuestas fisiológicas, biológicas y de estados psíquicos, necesarios para nuestra supervivencia, aprendizaje y principalmente adaptación como seres humanos. Definitivamente intrínsecos están ahí en constante gesta, en cada momento y situación de nuestras vidas. Y en la trayectoria de nuestra experiencia, estamos instados constantemente a aprender a gestionarlas para nuestro beneficio y el de los demás, porque “interactuará” estrechamente con los otros componentes llamados juicio, motivación, carácter y conducta. Y finalmente con un último proceso que rechazará o reafirmará emocional y cognitivamente lo realizado.

Mientras mejor eduquemos (sin reprimir) nuestras emociones, podremos tener un desenlace limpio y beneficioso exteriorizado finalmente por una conducta moral adecuada.

Una situación o circunstancia nos puede llevar a sentir diferentes emociones que nos pueden impulsar en dirección a ella o rechazarla. En conjunto las emociones se verán definidas como sentimientos. La sensibilidad moral nos presenta las situaciones donde las podemos apreciar activamente, y al ser una respuesta a estímulos nos admite en la situación emocionalmente y nos abre de esta manera al proceso.

Edvard Munch "El grito", considerado parte del "arte degenerado"

¿Qué temía Rose Valland más que el ser descubierta? Era una cantidad considerable de piezas de arte que se alejaban del estándar hasta ese entonces considerado alta belleza. El arte de Picasso, Franz Marc, Edvard Munch, Oskar Kokoschka, Marc Chagall, y muchos más, de las canteras del expresionismo, impresionismo, surrealismo o abstracto en efecto y sus variantes, eran fuente de su temor. Porque para el conocimiento y sensibilidad artística del Mariscal Hermann Göring y sus mandos, estas obras no eran ningún tipo de expresión artística, eran perversión del arte, era arte degenerado. Por consiguiente su destino era incierto por carecer de valor artístico para los autores de la expoliación, aunque ciertamente suculentos para su comercialización en el mercado negro.

Marc Chagall, como a muchos, desde muy pequeño me instó al estudio y práctica del arte.
Verdadero genio considerado parte del "arte enfermo" por los nazis.

Estas obras reflejan una sensibilidad artística más allá de lo que podemos considerar como real. No obstante miles de alemanes pudieron observar muchas de ellas en las muestras que dirigían los comprendidos del arte superior, las mostraban como ejemplo de la degeneración de la civilización, como un arte enfermo y decadente que serviría al mismo tiempo para reafirmar su superioridad. Obras abarrotadas, amontonadas sin ningún orden y cuidado, en muchos casos deterioradas y más aún ridiculizadas con mensajes como “obra de desquiciados”, “descomposición mental”, degradación del espíritu”. Obras proscritas de las cuales el Führer había ordenado limpiar de todos los museos y espacios culturales existentes bajo su control.

Actualmente, se conoce que una cantidad importante están aún desaparecidas, pero existe un ánimo de confianza de que serán ubicadas y revalidadas.

Mujer en azul - Kokoschka

Analizar el arte como tal a partir de nuestra expresión como condición psicológica nos tomaría un importante espacio en el post. Se ha tomado en cuenta en la idea original del ensayo, pero que definitivamente tendrá una publicación especial, muy cuidada y exclusiva, del que ya hemos empezado a trabajar también desde hace un tiempo atrás por ser uno de mis campos de estudio.

El arte “degenerado” llamado así por los nazis, no fue un elemento nuevo. Si bien ellos la justificaban como signo de degradación de la humanidad, su concepción parte desde muchos años atrás, como la búsqueda de un elemento “primitivo” de la expresión del ser humano. Como parte de una revolución artística completamente necesaria en el pensamiento estético e intelectual europeo de inicio del siglo XX, los artistas buscan impulsados por la necesidad de nuevos valores liberarse de lo tradicional. Responden sensiblemente a estímulos que generan esta búsqueda de cambios y a partir de estos espacios crean, y a partir también de este proceso conoceremos al “Art brut” llamado “Arte marginal”.

Pero muchos artistas consideran y más aún descubren que los trabajos revelados de las condiciones inmejorables de la expresión psicótica son en realidad una fuente inagotable de expresión, la crítica abre sus ojos a este tipo singular de arte. En 1911, el grupo expresionista Der Blaue Reiter realizó en Munich una de las primeras exposiciones donde se incluía trabajos de enfermos mentales, al igual que el catálogo de Max Ernst en 1919, donde además de pacientes psiquiátricos lo hacía con analfabetos. Innumerables muestras se realizaron a partir de estos trabajos y los hospitales psiquiátricos fueron indudablemente impulsores indirectos del desarrollo del campo, ampliando de esta manera importantes estudios sobre el arte en la aplicación de métodos y estrategias en las alteraciones mentales. Arte y ciencia de la mano.

Hoy la psicología posee herramientas muy factibles dentro del arte, que permiten mejorar los procesos psicoterapéuticos con beneficios plenos, individuales y grupales. La sensibilidad es uno de los elementos de su desarrollo, ya sea descubriendo procesos internos y de la misma manera externos que nos permitan bajo esta sensibilidad mejorar nuestra forma de ver la realidad, el mundo y nuestro desarrollo personal. En el texto impreso podemos encontrar ya desde la aplicación psiceducativa, importantes estrategias dirigidas al desarrollo de nuestra sensibilidad moral por ser imprescindible dentro de este complejo proceso del desarrollo moral.

Mikey Welsh, artista marginal, ex bajista de Weezer. Con alteraciones mentales,
dejó de existir en  el 2011, su vida caótica nos lleva a la reflexión.

Hablar del “Arte marginal” nos lleva a entendernos también como seres humanos, nos lleva a reflexionar lo que somos como parte de la sociedad. ¿Qué nos diferencia de los artistas marginales, llámese artistas que no poseen ningún tipo de formación académica respecto al arte; pintura, escultura, literatura, etc., y que a través de estos universos encontraron una forma de expresión que los hace importantes o los hace sentirse existentes en el mundo? ¿Cómo responden a estímulos y cuál es su nivel de sensibilidad respecto a los que sus sentidos recogen? Si es una sensibilidad profunda a lo que muchos de nosotros rechazamos, por cuanto la mayoría de sus exponentes ha vivido al margen de la sociedad y sus costumbres; ya sea en hospitales psiquiátricos, albergues, cárceles o la propia calle, nosotros necesitamos conocer esa parte “negativa” de la sociedad existente, y criticarla reflexivamente. Esta crítica nos hará sensibles a los problemas humanos, y nos hará gestionar nuestras emociones, por consiguiente en dirección a la elevación de sentimientos positivos dentro de nuestro difícil vivir. Es una “responsabilidad” ya que como hemos comprobado, podemos ser muy sensibles pero a la larga nuestro proceso de razonamiento respecto a esta sensibilidad puede concordar con lo que otras personas pueden dictar buscando su beneficio, y podemos llegar a justificar acciones tan deplorables como las vividas en la desastrosa II guerra mundial. Es entonces, nuevamente y para enfatizar, el desarrollo de la sensibilidad moral una “responsabilidad”.

Luis Enrique Olaya Céspedes.

Psicología del desarrollo moral.




1 comentario:

  1. Interesante información , e buena declaración sobre los hechos de verdaderos comportamientos de una persona con problemas y el " ARTE DE LAS MANOS" , congratulations uncle

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