viernes, 24 de junio de 2016

Sensibilidad moral a partir del arte y la creatividad


“El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible” (Paul Klee).

El arte es la expresión más pura de la sensibilidad humana. Es parte de nuestro proceso evolutivo y desarrollo como seres biosicosociales y culturales. El arte está manifestado en todos los rincones del mundo creando, representando y descubriendo, al mismo tiempo, distintas realidades. Las emociones, como ya sabemos, "son  reacciones psicofisiológicas que implican modos de adaptación a estímulos del individuo al percibir un objeto, persona, lugar, acontecimiento o recuerdo". Es posible la educación de nuestras emociones, como lo dicen los estudiosos de la inteligencia emocional: "contribuye a aumentar la competencia social mediante la empatía y el control emocional, incrementando la sensación de eficacia en las acciones que se emprenden".



En el post anterior, empleamos un fragmento de la unidad dos del ensayo dedicado al arte marginal. Comprendimos su necesidad como excusa para profundizar en la educación de la sensibilidad moral, porque el arte (académica o la llamada marginal) es un medio para conocernos, para reencontrarnos y para expresarnos. Es indiscutiblemente una herramienta psicoterapéutica necesaria para gestionar procesos emocionales y cognitivos, y permite psicoeducarse en una realidad distinta de forma gradual y consistente, donde situaciones, contextos, procedimientos y otros en el que están involucrados otros seres humanos sean fuente de sensibilidad y, efectivamente, del desarrollo de la sensibilidad moral.

Nuestro compromiso con estas “divisiones” del arte y con el arte académico se justifican por este motivo, y porque sus manifestaciones como la literatura, pintura, música, teatro, etc., son obra de un individuo o grupo, artistas o no, que encuentra en esta actividad la expresión de su sensibilidad como respuesta a estímulos, y que luego se manifestarán conductualmente y materializarán como producto cultural.

Al seguir con el tema de la sensibilidad en este post, no puedo permitirme obviar a una excelente artista holandesa mezzosoprano, que me llenó de emoción desde el primer segundo de haberla escuchado, llamada Xenia Meijer. Desde su actividad lírica ha conseguido conectarnos emocionalmente con su interpretación, exacerbando de esta manera nuestra sensibilidad, pero en especial en la ópera "Dido y Eneas" de Henry Purcell. Creo necesario alzar el vuelo desde esta pieza alegórica trágica, que sin duda alguna es para muchos críticos la expresión más importante de la música barroca inglesa. La fuente de su inspiración fue el poeta Virgilio y el libro IV de la Eneida, el amor entre "Eneas" el troyano refugiado y la reina de Cartago "Dido". Él, influenciado decide refundar Troya y alejarse, que, luego, ni su decisión de quedarse evitará la tragedia consecuente.


Xenia Meijer, realiza quizá la interpretación más emocional
y sorprendente de la obra de Henry Purcell, El lamento de Dido,

"When I am laid in earth".

Henry Purcell, no solo capta la sensibilidad de la obra literaria original, rescata lo que históricamente un lugar, una cultura necesita y su moral consensa. Y lo más importante, encuentra dentro de su proceso de creación ligado a su insondable sensibilidad, un resultado que lo obliga a concretar una maravilla humana y entregarla al mundo. Es el acto III, "El lamento de Dido" o "When I am laid in earth" la pieza más popular. Concluye con la muerte de la reina en medio de un sufrimiento pocas veces conseguido por un artista y que la mezzosoprano interpreta de forma maravillosa sintiéndose ella misma la propia "Dido" dejando de existir por amor. La revelación emocional de esta pieza tal vez no pueda ser comparada, tan igual que la potente soprano Jessye Norman que sorprendió al mundo interpretando la misma pieza. Es una tragedia hermosa que solo Purcell pudo concebir musicalmente. Sensibilidad a flor de piel. Existen artistas dentro de géneros contemporáneos que poseen definitivamente facilidad para despertar nuestras emociones, recomiendo el trabajo de Marcela Bovio, mexicana que reside en Holanda y de la gran Anneke van Giersbergen, entre muchas otras artistas sensibles y autónomas.


Anneke van Giersbergen, excelente artista
europea contemporánea.

El arte actual considera su naturaleza autónoma como primera instancia. Muchos temas son abordados y nos llevan a la reflexión, pero en muchos casos la temática preferida por los artistas, por ejemplo, es la distorsión del tema sexual, llegando en muchos casos a perpetuarse obsesivamente; en cambio, el arte impregnado de consciencia social es un trabajo planificado que, en su mayoría, tienen el objetivo de llamar la atención del público y de concientizar u ofrecer escenas humanizantes y reflexivas al espectador.

El arte busca la autonomía, pero también busca el desarrollo; porque debemos tomar en cuenta lo siguiente: de la misma manera que el individuo posee habilidades o una alta sensibilidad artística, si no se practican o perfeccionan estas se van a deteriorar o se perderán. Es necesario aprender y perfeccionarse dentro de un planeamiento consciente, que promocione nuestra sensibilidad moral. La sensibilidad es el primer componente que en interacción con el juicio (razonamiento), motivación, rasgos y conducta, y finalmente la reconfiguración de este proceso, que reafirmará o rechazará nuestro comportamiento, nos llevará a altos niveles o estadios del desarrollo moral.

Dentro de la psicoeducación del desarrollo moral que se profundiza en el texto impreso y electrónico, podemos considerar aquí un fragmento resumido, equivalente a la llamada producción de medios. Una técnica similar a un taller creativo para desarrollar nuestra capacidad creativa y nuestra imaginación. En este sentido se define su importancia, como lo cita en sus estudios «Günter Anders» y su visión fenomenológica sobre la necesidad de la imaginación para predecir las catástrofes producidas por el hombre. La creatividad y la imaginación nos permiten «descubrir» y esto es indispensable para desarrollar nuestras capacidades. Veamos pues nuestros niveles del plan creativo:

Nivel de preparación: Al igual que en un montaje, toma de fotografías, filmaciones o material audiovisual, podemos preparar nuestro contenido moral, es como una fase instrumental de preparación de materiales con algo de planificación y seguimiento de un proceso rutinario (casi técnico desde nuestras emociones), sobre historias, vidas reales, dramas actuales de distintas intensidades, de nuestro entorno, de nuestras experiencias personales, etc. A lo que somos sensibles a primera instancia o no, pero que correspondería serlo.

Nivel de producción: Es un nivel más creativo, luego de seleccionar elementos de la primera fase, aquí hay decisión sobre lo que vamos a desarrollar. Implica planificación porque hay un ordenamiento de actividades, similar al diseño de un periódico, un mural, un video, una pintura. Nuestras emociones respecto a la primera fase ya no solo son de identificación y selección, ahora vemos que hacer con ellas y planificamos. Como vemos, es un proceso equivalente a un trabajo con materiales concretos y abstractos, pero al hablar de situaciones necesitamos mucha creatividad e imaginación.

Nivel de concepción: Es la integración de los procesos de “nuestra producción moral” de forma sistemática, son llevados a objetivos superiores de aprendizaje que van a beneficiar colectivamente. Dentro del desarrollo moral este proceso que parte netamente de nuestra sensibilidad, nos conduce a desarrollar habilidades de forma clara y ordenada, porque lo que se busca, en definitiva, es la trascendencia de esta experiencia y aprendizaje, y de utilizar de una forma creativa las riquísimas situaciones, tan igual como las expresiones del arte.

Buscar el desarrollo de nuestra moral no es un trabajo fácil, pero las metodologías de índole psicoeducativo nos instan a aprender de forma creativa, convirtiéndose en un proceso estimulante y motivador, porque conduce al individuo a involucrarse significativamente. Despierta una percepción receptiva capaz de responder sensiblemente ante lo que sucede a nuestro alrededor, y nos dota con capacidades para crear y transformar.

Porque la sensibilidad moral no solo es una respuesta a estímulos, de situaciones, contextos y personas, es también una invocación a la curiosidad y búsqueda de lo inconcluso, de lo que es confuso, complejo o desorganizado, y nos hace buscar la identificación de estos fallos morales por medio de una síntesis. ¿Por qué, quién, cómo, cuándo, dónde…?, plantearnos cuestiones nos llevará a nuevas alternativas dentro de la diversidad, eligiendo las soluciones o en todo caso conductas más adecuadas, desechando las que nos son prometedoras para los demás y para el mismo individuo. Esta técnica nos puede ayudar mucho. El arte nos llevará a la reflexión, como espectador o creador, estimulará nuestra sensibilidad al exteriorizar emociones y expresar sentimientos sensibles a dramas reales, a escenas de la vida real, a imágenes de la vida diaria, y por consecuencia nos llevará al comportamiento esperado.


Luis Enrique Olaya Céspedes – Psicología del desarrollo moral.




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