“El arte no reproduce lo visible.
Lo hace visible” (Paul Klee).
El arte es la expresión más pura
de la sensibilidad humana. Es parte de nuestro proceso evolutivo y desarrollo
como seres biosicosociales y culturales. El arte está manifestado en todos los
rincones del mundo creando, representando y descubriendo, al mismo tiempo, distintas
realidades. Las emociones, como ya sabemos, "son
reacciones psicofisiológicas que implican modos de adaptación a estímulos del individuo al
percibir un objeto, persona, lugar, acontecimiento o recuerdo". Es posible la educación de
nuestras emociones, como lo dicen los estudiosos de la inteligencia emocional: "contribuye a aumentar
la competencia social mediante la empatía y el control emocional, incrementando la sensación de
eficacia en las acciones que se emprenden".
En el post anterior, empleamos un
fragmento de la unidad dos del ensayo dedicado al arte marginal. Comprendimos
su necesidad como excusa para profundizar en la educación de la sensibilidad
moral, porque el arte (académica o la llamada marginal) es un medio para conocernos, para
reencontrarnos y para expresarnos. Es indiscutiblemente una herramienta
psicoterapéutica necesaria para gestionar procesos emocionales y cognitivos, y permite psicoeducarse en una realidad distinta de forma gradual y consistente, donde
situaciones, contextos, procedimientos y otros en el que están involucrados otros
seres humanos sean fuente de sensibilidad y, efectivamente, del desarrollo de la
sensibilidad moral.
Nuestro compromiso con estas “divisiones”
del arte y con el arte académico se justifican por este motivo, y porque sus
manifestaciones como la literatura, pintura, música, teatro, etc., son obra de un individuo
o grupo, artistas o no, que encuentra en esta actividad la expresión de su sensibilidad
como respuesta a estímulos, y que luego se manifestarán conductualmente y
materializarán como producto cultural.
Al seguir con el tema de la
sensibilidad en este post, no puedo permitirme obviar a una excelente artista
holandesa mezzosoprano, que me llenó de emoción desde el primer segundo de
haberla escuchado, llamada Xenia Meijer. Desde su actividad lírica ha conseguido conectarnos emocionalmente con su
interpretación, exacerbando de esta manera nuestra sensibilidad, pero en
especial en la ópera "Dido y Eneas" de Henry Purcell. Creo necesario
alzar el vuelo desde esta pieza alegórica trágica, que sin duda alguna es para
muchos críticos la expresión más importante de la música barroca inglesa. La
fuente de su inspiración fue el poeta Virgilio y el libro IV de la Eneida, el
amor entre "Eneas" el troyano refugiado y la reina de Cartago "Dido". Él,
influenciado decide refundar Troya y alejarse, que, luego, ni su decisión de
quedarse evitará la tragedia consecuente.
Xenia Meijer, realiza quizá la interpretación más emocional
y sorprendente de la obra de Henry Purcell, El lamento de Dido,
"When I am laid in earth".
Henry Purcell, no solo capta la sensibilidad de la obra literaria original, rescata lo que históricamente un lugar, una cultura necesita y su moral consensa. Y lo más importante, encuentra dentro de su proceso de creación ligado a su insondable sensibilidad, un resultado que lo obliga a concretar una maravilla humana y entregarla al mundo. Es el acto III, "El lamento de Dido" o "When I am laid in earth" la pieza más popular. Concluye con la muerte de la reina en medio de un sufrimiento pocas veces conseguido por un artista y que la mezzosoprano interpreta de forma maravillosa sintiéndose ella misma la propia "Dido" dejando de existir por amor. La revelación emocional de esta pieza tal vez no pueda ser comparada, tan igual que la potente soprano Jessye Norman que sorprendió al mundo interpretando la misma pieza. Es una tragedia hermosa que solo Purcell pudo concebir musicalmente. Sensibilidad a flor de piel. Existen artistas dentro de géneros contemporáneos que poseen definitivamente facilidad para despertar nuestras emociones, recomiendo el trabajo de Marcela Bovio, mexicana que reside en Holanda y de la gran Anneke van Giersbergen, entre muchas otras artistas sensibles y autónomas.
Anneke van Giersbergen, excelente
artista
europea contemporánea.
europea contemporánea.
El arte actual considera su naturaleza autónoma como primera instancia. Muchos temas son abordados y nos llevan a la reflexión, pero en muchos casos la temática preferida por los artistas, por ejemplo, es la distorsión del tema sexual, llegando en muchos casos a perpetuarse obsesivamente; en cambio, el arte impregnado de consciencia social es un trabajo planificado que, en su mayoría, tienen el objetivo de llamar la atención del público y de concientizar u ofrecer escenas humanizantes y reflexivas al espectador.
El arte busca la
autonomía, pero también busca el desarrollo; porque debemos tomar en
cuenta lo siguiente: de la misma manera que el individuo posee habilidades o
una alta sensibilidad artística, si no se practican o perfeccionan estas se
van a deteriorar o se perderán. Es necesario aprender y perfeccionarse dentro
de un planeamiento consciente, que promocione nuestra sensibilidad moral. La
sensibilidad es el primer componente que en interacción con el juicio
(razonamiento), motivación, rasgos y conducta, y finalmente la reconfiguración
de este proceso, que reafirmará o rechazará nuestro comportamiento, nos llevará
a altos niveles o estadios del desarrollo moral.
Dentro de la psicoeducación del
desarrollo moral que se profundiza en el texto impreso y electrónico, podemos
considerar aquí un fragmento resumido, equivalente a la llamada producción de
medios. Una técnica similar a un taller creativo para desarrollar nuestra capacidad creativa y nuestra imaginación. En este sentido se
define su importancia, como lo cita en sus estudios «Günter Anders» y su visión
fenomenológica sobre la necesidad de la imaginación para predecir las
catástrofes producidas por el hombre. La creatividad y la imaginación nos permiten «descubrir» y esto es
indispensable para desarrollar nuestras capacidades. Veamos pues nuestros
niveles del plan creativo:
Nivel de preparación: Al igual
que en un montaje, toma de fotografías, filmaciones o material audiovisual, podemos
preparar nuestro contenido moral, es como una fase instrumental de preparación
de materiales con algo de planificación y seguimiento de un proceso rutinario
(casi técnico desde nuestras emociones), sobre historias, vidas reales, dramas
actuales de distintas intensidades, de nuestro entorno, de nuestras
experiencias personales, etc. A lo que somos sensibles a primera instancia o
no, pero que correspondería serlo.
Nivel de producción: Es un nivel
más creativo, luego de seleccionar elementos de la primera fase, aquí hay
decisión sobre lo que vamos a desarrollar. Implica planificación porque hay un
ordenamiento de actividades, similar al diseño de un periódico, un mural, un
video, una pintura. Nuestras emociones respecto a la primera fase ya no solo son
de identificación y selección, ahora vemos que hacer con ellas y planificamos.
Como vemos, es un proceso equivalente a un trabajo con materiales concretos y
abstractos, pero al hablar de situaciones necesitamos mucha creatividad e
imaginación.
Nivel de concepción: Es la
integración de los procesos de “nuestra producción moral” de forma sistemática,
son llevados a objetivos superiores de aprendizaje que van a
beneficiar colectivamente. Dentro del desarrollo moral este proceso que parte
netamente de nuestra sensibilidad, nos conduce a desarrollar habilidades de
forma clara y ordenada, porque lo que se busca, en definitiva, es la
trascendencia de esta experiencia y aprendizaje, y de utilizar de una forma
creativa las riquísimas situaciones, tan igual como las expresiones del arte.
Buscar el desarrollo de nuestra
moral no es un trabajo fácil, pero las metodologías de índole psicoeducativo
nos instan a aprender de forma creativa, convirtiéndose en un proceso
estimulante y motivador, porque conduce al individuo a involucrarse
significativamente. Despierta una percepción receptiva capaz de responder
sensiblemente ante lo que sucede a nuestro alrededor, y nos dota con capacidades
para crear y transformar.
Porque la sensibilidad moral no
solo es una respuesta a estímulos, de situaciones, contextos y personas, es
también una invocación a la curiosidad y búsqueda de lo inconcluso, de lo que es
confuso, complejo o desorganizado, y nos hace buscar la identificación de estos fallos morales por medio de una síntesis. ¿Por qué, quién, cómo, cuándo, dónde…?, plantearnos cuestiones nos llevará a nuevas alternativas
dentro de la diversidad, eligiendo las soluciones o en todo caso conductas más
adecuadas, desechando las que nos son prometedoras para los demás y para el
mismo individuo. Esta técnica nos puede ayudar mucho. El arte nos llevará a la
reflexión, como espectador o creador, estimulará nuestra sensibilidad al exteriorizar emociones y expresar sentimientos sensibles a dramas reales, a
escenas de la vida real, a imágenes de la vida diaria, y por consecuencia nos
llevará al comportamiento esperado.
Luis Enrique Olaya Céspedes –
Psicología del desarrollo moral.