lunes, 28 de mayo de 2018

Psicología del arte: La percepción y lo simbólico


Perún, importante dios de la mitología eslava, dios del Panteón, del rayo, del trueno, como también de la guerra y del fuego.


Una muestra gratificante de la amplitud de la psicología es el estudio que se dirige a las manifestaciones artísticas. El presente fragmento pertenece a la introducción de un ensayo sobre «Psicología del arte marginal» que redacté como virtual coartada para el tema del desarrollo moral. Me es grato argumentar sobre el proceso creativo del artista y la apreciación del espectador. No he incluido aquí los complejos proceso cerebrales con el fin de facilitar la fluidez de su lectura, y, obviamente, abordar a "la creatividad" nos alejaría del objetivo. Sin más, posteo parte de lo referido a lo Antropológico-Filosófico circunscrito en la referida introducción.

«El arte es un regalo de emociones que nuestra sensibilidad nos permite experimentar». Estas palabras hacen referencia a aquello que sucede cuando nuestros sentidos descubren y recogen la información que se procesa dentro de un sistema complejo. También, cuando nuestra memoria emocional trabaja, evocando abstracciones o experiencias vividas. Ambas nos llevarán a experimentar reacciones o manifestaciones fisiológicas, muchas veces sin advertirlas.

Resulta elevado para muchos con el arte, porque los estímulos que generan estas respuestas exaltan lo «simbólico» de una manera particular. Las formas, trazos, contrastes o matices de una pintura pueden concebir una grata experiencia. De igual manera las notas, sonidos, melodías o movimientos de una pieza musical. En general, los variados elementos que componen los objetos de arte o su conjunto pueden despertar nuestras emociones.

¿Por qué somos sensibles a estos estímulos? Por la percepción. Interpretamos los estímulos que hemos recibido a través de los sentidos, construyendo una realidad respecto a ella. Son muy diversos los sentidos involucrados con la percepción: visual, espacial, auditiva, olfativa, táctil, del equilibrio, de la forma, del tiempo, inclusive del dolor y otros. Los sentidos suelen trabajar simultáneamente.

Se selecciona y organiza la información que está ligada a las experiencias previas y significativas del sujeto frente al estímulo. Tal vez llamen nuestra atención por su belleza o características estéticas, o contengan una historia de vida con elementos significativos que van más allá de las emociones y surjan sentimientos gracias a la interacción emoción - pensamiento racional. Así, nos identificamos, conmovemos, apasionamos, sucumbimos o solo nos estaremos atraídos por ella. Más aún, si tenemos este llamado «sentido estético», ardorosamente cuestionable hoy en virtud de una realidad más que diversificada.

Sobre lo simbólico; casi la mayoría de estudios sobre el arte se dirigen inicialmente al rupestre, y es de suponer, porque se aprecian claramente indicadores básicos que, inclusive, se mantienen hoy. Leroi-Gourhan, introdujo el método científico en el estudio del arte rupestre, afirmando que son claramente visibles las interpretaciones binarias o asociaciones femenina-masculina en muchas de las pinturas u objetos descubiertos. El primer elemento de esta asociación, la mujer, ocupa un lugar preponderante; nos hace suponer que representa a quien señaló el camino que siguió nuestra civilización hasta lo que somos actualmente, y lo demuestran las estatuillas llamadas venus paleolíticas. Además, la tosquedad y ordinariez de los miembros de aquellos grupos difieren sobremanera de estas piezas llenas de delicadeza y oficio, y nos llenan de interrogantes. ¿Lo estético estaba relacionado con lo funcional de las piezas o representaciones gráficas? ¿Es posible hablar de la búsqueda de lo estético en estos estadios? Respecto a lo simbólico, ¿Si la representación simbólica del arte tiene un desarrollo superior en relación al realismo, cómo debemos considerar la representación simbólica del arte rupestre?


Leroi-Gourhan supone la representación femenina-masculina en las piezas paleolíticas. La figura de la mujer se maximiza dentro de las expresiones artísticas primarias.


Ya hemos citado a Ernst Cassirer, quien nos plantea uno de los más importantes panoramas cuando nos instó a comprender al ser humano como un animal simbólico: creador de un universo simbólico. El arte, como él dice, es una forma simbólica, una forma de configurar el mundo y organizar la experiencia. Esta ordena la percepción de las apariencias que se pueden ver, oír y tocar; similar a como la ciencia ordena los pensamientos y la moral las acciones. Para Cassirer, el arte es un lenguaje que atiende las formas de las cosas. La percepción estética comparada al de la ordinaria, pertenece a un orden más elaborado, como resultado no se reproducen impresiones sino que se crean formas sensibles, no abstractas.

El arte es un tipo de lenguaje que utiliza símbolos intuitivos. Esta actividad no indaga las cualidades o las causas como lo hace la ciencia; el arte ofrece la intuición de sus formas. El artista es un descubridor, no un repetidor, modifica y limpia la realidad, y estimula estéticamente a quien contempla su obra.

La creación de símbolos, para este importante pensador nacido en Breslavia, Polonia, es exclusiva del ser humano, quien transforma un contenido individual que representa algo universal para el entendimiento. Toda forma simbólica (la ciencia, el arte, el lenguaje, la religión, el mito) tienen un significado que brota del interior hacia el exterior.

La psicología reafirma el pensamiento de Cassirer respecto a la percepción y la creación intuitiva. No obstante, la importancia de su pensamiento, debemos entender que no es este universo simbólico un mundo ficticio, no lo es; en todo caso, reconozcamos la presencia de elementos del mundo, que existen antes de ser cultura y las configuran como tal. En todo caso, nos compete reflexionar al respecto de las ideas del estudioso, desaparecido en 1945, según nuestra actualidad.

Además, en este universo simbólico el hombre interpreta el símbolo anteponiendo sus prejuicios… aquí el problema.

El arte está lleno de subjetividad. El artista puede ser místico, evidenciar que es vidente o tener cualquier otra condición imaginaria, o estar apartado de la realidad. Puede estar fuera de los cánones sociales, violar las leyes o cometer excesos que dañen su integridad o la de los demás. Incluso, ser un académico autoexigente, racional, dogmático, o pertenecer a la élite intelectual de una sociedad culta. Sea cual fuere su condición y pensamiento, aquel justificará la ejecución de su producción creativa. Entonces, ¿existe arte o artista? El contexto y en definitiva la sociedad determinarán, finalmente, el reconocimiento del artista y su producción.

De ahí que, el arte resulte complejo de entender cuando no se comprenden los elementos que componen este universo simbólico llamado cultura. No olvidemos que la actividad creativa se convierte también en un elemento indispensable de cambio cultural. El artista tiene la capacidad creativa para abordar estos elementos desde su sensibilidad emocional, razonando que hacer con esta realidad, y motivándose a actuar bajo su característica personal, mejor dicho, desde su personalidad. Comprender nuestro universo simbólico y en especial el arte, implica reconocer la diversidad que está frente a nuestros ojos.



El arte nos acompaña desde nuestros orígenes, como expresión emocional, funcional y como elemento cultural de las sociedades. El arte reafirma culturalmente.


Luis Enrique Olaya Céspedes

Psicología del desarrollo moral



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